domingo, 29 de novembro de 2009

40 anos do Novus Ordo

Segue abaixo algumas considerações sobre o aniversário do novo ordinário com suas respectivas fontes citadas.

40º aniversário de um rito novo

No 1º Domingo do Advento de 1969, entrava em vigor o Ordo Missae do Papa Paulo VI. O Pontífice lamentava, na ocasião, a sensação de perda que o abandono do latim e do gregoriano, na maioria das missas, iria significar para muitos. Fala de sacrifícios e usa palavras graves – “intrusos e profanos” – embora, posteriormente, justifique a reforma como implementação necessária das diretrizes dos Padres Conciliares.

Bastante traumática foi a supressão prática do missal até então em vigor, cujo uso foi concedido como indulgência a uns poucos sacerdotes idosos. Bento XVI, no “motu proprio” Summorum Pontificum de 2007, faz um reparo histórico ao declarar que o Missal Romano anterior não foi nem jamais poderia ter sido ab-rogado. Declara ainda, para fins jurídicos, que ambos os missais constituem duas formas do único Rito Romano.

Mas são duas formas de um único rito?

Ora, as reformas de Pio XII e o Missal Romano de 1962, por exemplo, ab-rogaram as edições típicas anteriores exatamente porque foram reformas orgânicas, porque não constituíram um novo rito, distinto do antigo. Ao declarar que o Missal de Pio V não pode ser ab-rogado, o Papa admite que algo absolutamente diferente aconteceu com a reforma pós-conciliar.

Se fossem, de fato, duas formas de um único rito, que sentido teria falar em reforma da reforma e de enriquecimento recíproco, como o faz o próprio Bento XVI?

O Missal Romano atual precisa mesmo ser reformado?

O então Cardeal Ratzinger não poupou críticas às realizações concretas da reforma litúrgica executadas pelo conselho ad hoc de Bugnini e cia. Aliás, membros deste mesmo conselho denunciaram os métodos utilizados para a consecução de objetivos prejudiciais a uma reforma salutar. E nem me refiro às traduções do missal para as línguas nacionais que são um problema à parte.

E o Missal Romano anterior precisava, de fato, ser reformado?

Os Padres Conciliares acreditavam que sim e, por isso, deram orientações gerais para uma correta reforma dos livros litúrgicos.

Os inegáveis méritos da reforma litúrgica se devem a estas diretrizes, contidas na Sacrosanctum concilium, e seus defeitos e omissões à determinação deliberada de agir contra a letra e contra a mente dos Padres Conciliares.

Talvez tenha chegado a hora, passados 40 anos, de se reformar o Missal Romano antigo observando as leis que regem a própria liturgia, a relação intrínseca entre a lei da oração e a lei da fé, preservando o patrimônio imemorial da Sagrada Tradição e acolhendo as reformas pós-conciliares que se provaram positivas, entre as quais destaco a língua vernácula.

Se um missal de 440 anos pode ser reformado, com mais razão pode um de 40. O fato é que não pode durar por muito tempo a anômala convivência de dois ritos romanos, ainda que diplomaticamente chamados de “duas formas” de um único rito.

O Missal de Paulo VI fez 40 anos, mas pode não chegar aos 80!

Fonte: Oblatus

40 years of Missale Romanum and the new Roman Rite - II:
a Requiem, by Paul VI


On the First Sunday of Advent (November 30), 1969, the New Missal entered into force officially (it would take a few years before it was to be completely phased in worldwide).

In his words in the General Audience which immediately preceded that date, Pope Paul VI was clear:
We may notice that pious persons will be the ones most disturbed, because, having their respectable way of listening to Mass, they will feel distracted from their customary thoughts and forced to follow those of others.
...
Not Latin, but the spoken language, will be the main language of the Mass. To those who know the beauty, the power, the expressive sacrality of Latin, its replacement by the vulgar language is a great sacrifice: we lose the discourse of the Christian centuries, we become almost intruders and desecrators [intrusi e profani] in the literary space of sacred expression, and we will thus lose a great portion of that stupendous and incomparable artistic and spiritual fact that is the Gregorian Chant. We will thus have, indeed, reason for being sad, and almost for feeling lost: with what will we replace this angelic language? It is a sacrifice of inestimable price.

Naturally, elsewhere he mentioned why it was a "necessary" sacrifice, an innovation that was in strict obedience to the Council...

Thank you, dear Lord and most gracious Lady, for Pope Benedict XVI and Summorum Pontificum (after Humanae Vitae, naming Fr. Joseph Ratzinger Archbishop of Munich will one day be seen as one of the most influential and decisive acts of the Montinian pontificate).
Fonte: Rorate Caeli

Hace 40 años: Cuando se “renovó” la liturgia según el “espíritu del Concilio”

No digamos tanto “nueva Misa”, sino sobre todo “nueva época” de la vida de la Iglesia

Paulo VI
Catequésis en audiencia general
Nov-19-1969

Es aquí donde se va a observar la gran novedad, la novedad del idioma. El latín ya no será la lengua principal de la Misa, y pasará a serlo el lenguaje corriente. Es cierto que la introducción de la lengua vernácula representará una gran pérdida para aquellos que conocen la belleza, el poder y la sacralidad expresiva de la lengua latina. Nos alejamos del lenguaje cristiano de muchos siglos; nos vamos a convertir en intrusos profanos, en la protección literaria del lenguaje sagrado. Perderemos una gran parte de aquel don artístico y espiritual, magnífico e incomparable, que es el Canto Gregoriano. Tenemos motivo para lamentar, para sentirnos casi perplejos. ¿Qué podremos poner en lugar de aquel lenguaje de los ángeles? Vamos a perder algo que tiene un valor incalculable. ¿Por qué? ¿Hay algo más precioso que estos valores, los más elevados de nuestra Iglesia?
La respuesta podrá parecer banal, casi prosaica. Sin embargo, es una respuesta adecuada por ser humana, apostólica. La comprensión de la oración es más importante que las vestiduras de seda con que se regiamente adorna. La participación de las personas tiene más valor, especialmente para el hombre moderno, que tanto aprecia las expresiones simples, fácilmente comprensibles y que se han convertido en el lenguaje diario.

Paulo VI
Catequésis en audiencia general
Nov-26-1969


Como ocurre lo que cuentan las fábulas respecto del personaje mitológico llamado Proteo, a quien era imposible atrapar en razón de las multiples apariencias con que se presentaba, igual ocurre con la llamada “Misa de Paulo VI” trás 40 años de haber sido introducida, lo que tenemos hoy día es: Tantas Misas diferentes como sean los sacerdotes que las celebren. Por tanto, refiriendose la “Misa de Paulo VI”, es bastante difícil para el católico de hoy día recitar la Profesión de Fe del Concilio de Trento (una de las varias aprobadas por la Iglesia) en aquel pasaje que dice: “Recibo y acepto los ritos de la Iglesia católica que han sido recibidos y aprobados en la solemne administración de todos los sacramentos mencionados”, ya que difícilmente se sabe a ciencia cierta cuál de las enemil Misas que existen, sea la que quiso introducir el Papa Paulo VI.

En esta entrada reseñaremos algunas informaciones que se podían captar hace 40 años referentes a cuando se “renovó” la liturgia según el “espíritu del Concilio”. El grueso de las informaciones las tomamos del diario Vanguardia de Barcelona, ya que España fue uno de los pocos países (junto con Italia) en donde entró en efecto la “Nueva Misa” el primer Domingo de adviento de 1969.




[Agencia AP Oct-31-1969]

Roma (AP) — El Papa Paulo VI extendió ayer por dos años el plazo para que los Católicos Romanos comiencen a usar una nueva, simplificada Misa que ha sido atacada por dos cardenales italianos conservadores como limitando con la herejía.

La nueva Misa altera muchas oraciones muy familiares a los Católicos e incluye parte del final del Padre Nuestro usada por los Protestantes. Ella iba a entra en efecto en Nov. 30 de este año a tan pronto después como los documentos en latín pudieran ser satisfactoriamente traducidos a las lenguas locales.

La decisión del Papa causó sorpresa entre expertos Católicos estadounidenses en Washington, D.C. que han estado preparando la versión en idioma inglés de la nueva Misa para ser introducida a comienzos del próximo año.



[Vanguardia Oct-31-1969, Pág. 25]


NORMAS DEL VATICANO SOBRE EL NUEVO
ORDINARIO DE LA MISA

Ruega a los sacerdotes programen una catequesis adecuada, mediante los medios más aptos

Ciudad del Vaticano, 30. EFE — A partir del 30 de noviembre próximo podrá utilizarse el texto en latín del nuevo «ordo misae», de acuerdo con la Constitución apostólica, «Missale romanum», del pasado 3 de abril, mientras que las Conferencias episcopales determinarán el día a partir del cual podrá utilizarse este mismo «ordo missae» con los textos traducidos en lengua moderna.

Así lo indica una instrucción acerca de la aplicación gradual de la Constitución apostólica «missale romanum», emanada de la Sagrada Congregación del culto divino con fecha del 20 de octubre que publica esta tarde él diario vaticano «L'Osservatore Romano».

En la introducción de las nuevas normas se señala que «el llevar a la práctica esta parte de la reforma de la misa comporta numerosas y no pequeñas dificultades: exige, en efecto, un trabajo enorme la preparación tanto de las traducciones como de las nuevas ediciones de los libros, y hay que cambiar de forma razonable las costumbres de sacerdotes y fieles».

Versiones a idiomas modernos

En la primera parte, referente al «ordo missae», se establece, junto con la utilización del texto latino a partir del 30 de noviembre y de los textos en lenguas vernáculas cuando lo crean necesario las respectivas conferencias episcopales, la conveniencia de que las traducciones, de los textos del nuevo «ordo missae» se haga: cuanto antes y, debidamente aprobadas, se empleen aún antes de que se traduzcan a los idiomas modernos los restantes textos del misal romano.

Y se indica también que «las traducciones del nuevo «ordo missae» deberán ser aprobadas, al menos «ad ínterim» por la Conferencia episcopal (por la Comisión litúrgica nacional y al menos por el consejo de presidencia de la Conferencia episcopal) asimismo deberán presentarse a ésta Sagrada Congregación para su confirmación.»

«La traducción de los textos del "ordo missae" —agrega el documento de la Sagrada Congregación para , el culto— será única para todas las regiones que emplean la misma lengua. Lo misino vale. para las otras partes que exigen la participación directa del pueblo. Corresponde a las Conferencias episcopales aprobar las melodías nuevas para los textos en lengua moderna que hayan de cantar el celebrante y los ministros.»

Catequesis adecuada

La Instrucción pone de manifiesto que antes, que se pongan en práctica los ritos y el texto del nuevo "ordo missae" por parte de la comisión litúrgica nacional y por las comisiones litúrgicas diocesanas. «se programará una catequesis adecuada y se desarrollará en los medios mas aptos» (por ejemplo, círculos, de estudios, congresos, artículos en periódicos, revistas u otras publicaciones emisiones de radio y televisión) para que los sacerdotes y fieles puedan comprobar a fondo el valor espiritual de las nuevas normas.

El documento indica que «las Conferencias episcopales deberán determinar el día a partir del cual será obligatorio utilizar el nuevo "ordo missae", exceptuados los casos particulares», al, mismo tiempo que establece como fecha límite el 28 de noviembre de 1971.

La primera parte concluye destacando que corresponde a las Conferencias episcopales determinar con la ayuda de las Comisiones episcopales competentes y de los centros litúrgicos, aquellos elementos que la Constitución «missale romanum» deja a su discreción los gestos y actitudes de los fieles durante la misa, el gesto de dar la paz, la facultad de tener solamente las lecturas en la misa dominical y en las fiestas de precepto, y la facultad de proclamar las mujeres las lecturas bíblicas anteriores al Evangelio.

Los nuevos textos

En la segunda parte de las instrucciones se hace referencia los otros textos del misal romano, especificándose que podrá utilizarse el texto latino tan pronto como sea publicado.

Después de recordar las medidas necesarias para la aprobación de los nuevos textos, idénticas a las del «ordo missae», la Instrucción afirma que las Conferencias episcopales realizarán la preparación de un repertorio de textos en lengua moderna, para el canto del introito, del ofertorio y de la comunión. A la vez que apruebe este repertorio, la Conferencia episcopal rogará con el máximo interés a las personas competentes que lo aumenten y perfeccionen, teniendo en cuenta los textos propuestos en el nuevo misal y sin perder de vista el genio peculiar de cada lengua.»

Sobre el «ordo lectionum missae», se deja a las Conferencias episcopales la fecha en que será facultativa u obligatoria la utilización del nuevo texto, al mismo tiempo que se indica que «en espera de la traducción de la confirmación por parte de esta Sagrada Congregación del texto de las nuevas lecturas, las Conferencias episcopales pueden autorizar «ad interim» el uso de una de varias traducciones debidamente aprobadas de la Sagrada Biblia. En este caso procurarán que los sacerdotes dispongan de los datos bíblicos exactos (referencias de capítulos y versículos, "incipit", divisiones de las perícopas) que se encuentran en el «ordo lectionum missae». Esto vale sobre todo para las lecturas de la serie B del ciclo dominical, que debe ser utilizado a partir del 30 de noviembre de 1969».

Tarea de las comisiones nacionales

Se establece que «hasta que estén preparados los textos del nuevo leccionario, se conservarán las lecturas del actual misal romano para, todas las partes», aunque también podrán utilizarse "ad experimentum" los leccionarios aprobados, que se emplean ahora en los días feriales, en las misas que acompañan la celebración de algún sacramento, las misas de los difuntos y en algunas misas votivas.

«Para salvaguardar la importancia litúrgica y pastoral del salmo responsorio —agrega la introducción de la Congregación para el culto—, que las Comisiones nacionales competentes confeccionen una lista de salmos y versículos con vigencia, "ad tempus", escogiéndolos del repertorio actual y que respondan mejor al "ordo missae lectionum". Que no dejen sin embargo estas mismas Comisiones de rogar encarecidamente a las personas competentes que aumenten y perfeccionen el repertorio tradicional de estos textos y de sus melodías.»

El documento potare la aplicación del nuevo misal romano concluye haciendo referencia a' algunos casos particulares, como los sacerdotes ancianos que celebren la misa "sino populo", a los que se les permitirá seguir con los textos actuales, y otros que deberán ser propuestos para solución a la Sagrada Congregación para el culto.



[Vanguardia Nov-08-1969, Pág. 26]


El nuevo ordinario de la misa será obligatorio en España a partir del próximo 30 de noviembre
Así lo ha confirmado el cardenal presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia

Madrid, 7. — Acaba de publicarse, y estará en las librerías la próxima semana, el nuevo y definitivo texto del Leccionario, que contiene las lecturas bíblicas que se leerán en el «Nuevo Orden de la misa», y que comenzarán a ser obligatorias para todas las diócesis españolas a partir del próximo 30 de noviembre. Esta nueva selección de los textos bíblicos es probablemente la más importante entre las innovaciones que próximamente entrarán en vigor, pues da paso a ese contacto con «toda» la Biblia que el Concilio señaló y no a los solos fragmentos que llegaban a los fieles en la ordenación tradicional de la liturgia.

En la primera página del nuevo volumen se publica el decreto que, tras la decisión de la Conferencia Episcopal, firma el cardenal Enrique y Tarancón, como presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia. Fechado el 15 de octubre, se dice tajantemente en dicho decreto que estas lecturas «se imponen con carácter obligatorio para todas las diócesis españolas a partir del primer domingo de Adviento, 30 de noviembre».

No afecta a esta obligatoriedad la instrucción publicada hace días por la Congregación para el Culto Divino, en la que se facultaba a los Episcopados para retrasar la fecha de esa entrada en vigor obligatorio, pues, como ha confirmado el propio cardenal-presidente de la Comisión Episcopal, este aplazamiento se ha concedido a favor de aquellas conferencias que no tenían ultimados sus textos litúrgicos, tanto del «nuevo orden» como del «leccionario», cosa que no ocurre con la española, que ha sido la primera en elaborar esas versiones aprobadas ya por la Congregación para el Culto Divino el pasado 27 de septiembre. Única excepción de esta obligatoriedad será la que permite a los sacerdotes ancianos, con permiso del propio obispo, celebrar según el antiguo orden cuando lo hicieran sin presencia de fieles.

La Conferencia Episcopal italiana responde indirectamente a los cardenales Ottaviani y Bacci

Ciudad del Vaticano, 7. — «L'Awenire d'Italia», diario católico italiano que se publica con un cierto control de la Conferencia Episcopal, ha dado cabida, con relieve, a una «carta abierta» que un párroco italiano, interpretando la mentalidad de otros muchos sacerdotes en cura de almas, dirígen a los cardenales Ottaviani y Bacci, lamentando que estos purpurados hayan pedido públicamente que se mantenga en uso el antiguo misal romano, después de la reforma recientemente promulgada por Paulo VI. La citada carta abierta disculpa a los dos ancianos prelados que viven totalmente alejados de las tareas pastorales y que, por lo tanto, no tienen un sentido claro de la realidad eclesial del momento. Por lo demás, en Italia la presidencia de la Conferencia Episcopal había respondido ya indirectamente a ambos cardenales ordenando que el nuevo rito de la misa entre en vigor inmediatamente, sin que se haga uso de la «vacación» concedida por la Santa Sede para las naciones donde las traducciones litúrgicas o la preparación del pueblo no esté a punto. — Logos.



[Vanguardia Nov-11-1969, Pág. 20]


Se publica el nuevo leccionario obligatorio
Nota del Secretariado Nacional de Liturgia

El Secretariado de la Comisión episcopal de Liturgia, cuya presidencia ostenta el arzobispo de Toledo, cardenal Enrique y Tarancón, ha hecho pública la siguiente nota oficial:

«Debidamente autorizado por la Comisión Episcopal, el Secretariado Nacional de Liturgia anuncia:
1. Que hoy se pone a la venta el nuevo Leccionario reformado correspondiente al año próximo y que empezará a regir en todas las diócesis de España a partir del próximo 30 del mes corriente, primer domingo de Adviento. Contiene este tomo las lecturas de todos los domingos y fiestas del Señor, así como las de las ferias de las semanas de Adviento, Navidad, Cuaresma y siete semanas de Pascua.
2. Que refiriéndose a la reciente Instrucción de la Congregación para el culto divino, algunas noticias han dejado entender que la introducción del nuevo «Ordinario de la misa», así como del nuevo Leccionario, quedaría a merced de cada sacerdote. En dicha Instrucción se dice únicamente: «La Conferencia Episcopal determinará el día a partir del cual será obligatorio utilizar el nuevo «Ordo Missae». Esta fecha no deberá sobrepasar el 28 de noviembre de 1971.»
3. Refiriéndose a la misma Instrucción, algunas noticias de Prensa dan entender que se va a permitir simultanear el antiguo y nuevo «Ordinario de la misa». Referente a este punto, dice textualmente el citado documento: «Los sacerdotes ancianos que celebran la misa «sine populo» y que tal vez encontrarían graves dificultades para acostumbrarse al nuevo «Ordinario de la misa» y a los nuevos textos del misal romano y leccionario, pueden, con el consentimiento del ordinario seguir con los ritos y los textos actuales.» Esta concesión no puede aplicarse, pues, a las misas con participación del pueblo que se celebran en los templos y, en todo caso, requiere el permiso del ordinario.
Esta Instrucción fue aprobada por Sumo Pontífice Pablo VI el 18 de octubre de 1969 y se ha hecho Pública en Roma con fecha del 20 de octubre pasado.
La Conferencia Episcopal española, asimismo, ha acordado distinguir dos modos de realizar el rito de la paz los fieles en la misa: dar la mano o inclinación de cabeza.
La Conferencia Episcopal, al dictar esta norma, ha puesto en vigor la disposición número 56 sobre «la ordenación general del misal romano», que dejaba en libertad a las propias Conferencias para determinar; «según las costumbres y el carácter de cada pueblo, el modo más conveniente de dar la paz».



[Vanguardia, Nov-28-1969, Pág 23]


Paulo VI explica el nuevo
rito de la Misa

"Es de personas inteligentes y de fieles conscientes informarse"

Ciudad del Vaticano, 27. EFE — «Si bien se mira, se observa que la nueva configuración de la Misa sigue siendo la tradicional, no sólo en su significado teológico sino también en su espiritual eficacia». Lo ha reafirmado hoy, el Papa Paulo VI durante el discurso pronunciado en la audiencia general concedida, en la Basílica de San Pedro, a numerosos fieles procedentes de diversos países.

El Sumo Pontífice, siguiendo el tema iniciado el pasado miércoles habló del nuevo rito de la Misa que en su texto latino y en algunas traducciones, como la italiana, entra en vigor el próximo domingo, 30 de este mes. Después de recordar que «se trata de un cambio que afecta a una venerable tradición secular» y en casos como éste se comprende mejor «el valor de la tradición histórica» y de «la Comunión de los Santos». Paulo VI aludió a las lógicas molestias que tanto los sacerdotes como los fieles pueden advertir al ver que «lo que sucede ante el altar no se desarrolla con los mismos gestos y palabras a que estábamos acostumbrados» e impide a los asistentes a la Misa «sus acostumbradas devociones personales».

Para obviar tales dificultades «lo primero que debe hacerse es prepararse — dijo el Papa —. Es de personas inteligentes y de fieles conscientes informarse bien sobre las novedades de que se trata», lo que no resulta difícil «gracias a tantas buenas iniciativas eclesiales y editoriales».

Recordó también el Papa, como ayuda para vencer las eventuales reservas ante los nuevos ritos, «los motivos por los que se han introducido esos cambios: la obediencia al Concilio, que ahora se convierte en obediencia a los obispos que interpretan y ejecutan sus instrucciones..., el carisma de la acción litúrgica, es decir la potestad y eficacia de la oración eclesial..., el momento profético atraviesa el cuerpo de Cristo, que es la Iglesia sacudiéndola, despertándola y obligándola a renovar el arte misterioso de su oración», para que «la asamblea de los fieles se asocie a ella de modo más próximo y eficaz».

Al hablar de la mayor novedad, que es la sustitución del latín por las lenguas vulgares, Paulo VI reconoció que esto es para muchos «un gran sacrificio... un sacrificio de inestimable valor». Con todo, recordó que el nuevo rito prevé también que los fieles «deben saber cantar en latín por lo menos las partes fijas del ordinario de la Misa», asi como también que el «latín no desaparecerá de la Iglesia, puesto que será el noble idioma de los actos oficiales de la Sede Apostólica».

Por último, para obviar las dificultades prácticas, Paulo VI recomendó lalectura de las instrucciones dadas al efecto por la Congregación del culto divino, recordando que con el nuevo rito no sólo no cambia el aspecto teológico y espiritual de la Misa sino que ambos aspectos manifestarán una mayor riqueza «tanto de la Misa sino que ambos aspectos manifestarán una mayor riqueza «tanto Escritura».


La liturgia de la palabra deberá tener atención preferente en la etapa que se inicia
La Comisión Diocesana de Liturgia ha publicado una nota pastoral en la que señala las principales exigencias de esta nueva reforma

Con motivo de la puesta en vigor de la «Institutio generalis Missalis Romani » y del nuevo «Ordo Missae» a partir del próximo 30 de noviembre, primer domingo de Adviento," la Comisión diocesana de Liturgia cree oportuno proponer los siguientes elementos de reflexión a los pastores y fieles de la diócesis:

1. Sentido de la presente etapa de la reforma
El nuevo Ordo Missae es una integración la celebración, la diversificación y pluralidad armónica de los varios elementos de renovación ya promulgados y aplicados anteriormente, con pequeñas adiciones en el rito que permitan subrayar algún aspecto parcial. No representa, pues, una reforma radical de la misa, que introduzca cambios espectaculares en la celebración actual, y de pie para hablar de una «nueva misa».

El nuevo Ordo es una etapa más del proceso de renovación litúrgica postconciliar que aporta nuevos enriquecimientos. Su carácter de presentación global e integración de reformas anteriores es, desde luego, una invitación a la pastoral total de la misa, siempre activa en las comunidades cristianas.

2. Proceso educativo, pluralismo y unidad
Cada comunidad debe plantearse, ahora como en las anteriores ocasiones ahora como en las anteriores ocasiones de las Normas comunes. Este proceso deberla ser fruto de un diálogo fecundo entre pastores y fieles teniendo en cuenta el principio —repetido en la Institutio generalis— que la misa es acción de toda la asamblea cristiana, realizando cada miembro su función propia. El carácter necesariamente local de este proceso, y las varias posibilidades previstas en la misma Institutio, pueden producir a veces entre los fieles la sensación de diversidad entre distintas comunidades. Conviene, pues, que este pluralismo sea entendido y aceptado en su justa perspectiva y lejos de ser motivo de escándalo y de perplejidad, ayude más bien a descubrir la profunda unidad de todas las comunidades cristianas en las estructuras fundamentales.

3. Valoración de las estructuras fundamentales
La valoración de las estructuras fundamentales de la celebración debe ser, en efecto, la preocupación básica de pastores y fieles. Como ejemplos de acción concreta proponemos los siguientes: hacer que en la liturgia de la Palabra destaque realmente la Palabra misma de Dios, por una lectura sumamente cuidada, por un ambiente de silencio, y por un ritmo de lectores y cantores que rompa la monotonía; buscar que la Plegaria eucarística sea el momento en que el celebrante asuma de verdad la oración de toda la asamblea, con una recitación y que las aclamaciones de los fieles —Santo, Memorial y Amén— queden integradas armónicamente en la Plegaria; que se respete la distribución de funciones, siempre que sea factible, en el interior de la celebración; que se guarde un orden de lugares para los diversos momentos, p. e. hacer la liturgia desde el altar, dirigir e1 rito de entrada desde la sede y no desde el lugar de la Palabra, etc.

Esta valoración producirá, sin duda, el deseado ritmo de la celebración, lo cual, además de ser profundamente educativo, contribuirá a que las celebraciones pierdan la monotonía de que son acusadas muchas veces.

4. Atención debida a la liturgia de la Palabra
Una atención preferente debería tenerla, en esta etapa, la liturgia de la Palabra. La introducción del nuevo Ordo lectionum, con el ciclo de tres años, las tres lecturas dominicales, y 1a restauración del salmo gradual, exigen un esfuerzo renovado de los pastores. La preparación de la homilía, en privado o en equipo, o con grupos de laicos, se impone ahora con mayor fuerza si cabe. También hay que valorar la posibilidad, prevista en la Institutio generalis, de elegir perícopas bíblicas según la situación espiritual de la comunidad. Esta posibilidad, que aporta un elemento de flexibilidad y adaptación, debe ser tratada con un sentido sumamente objetivo por parte de los pastores; lo contrario podría conducir a un empobrecimiento en la transmisión de la Escritura a los fieles, y- a la larga a una deformación del mismo mensaje cristiano. La fidelidad a las tres lecturas dominical es, sobre todo, se considera como un elemento básico de la pastoral de la Palabra de Dios.

5. El canto de los fieles
El canto de los fieles es un elemento destacado de la celebración litúrgica. Los responsables del canto en una comunidad deben conjugar una serie de aspectos para lograr el debido progreso educador: competencia técnica, sentido de la celebración, fidelidad a los diversos tipos de cantos, captación de las posibilidades de la asamblea, enriquecimiento progresivo del repertorio, etc. En la pastoral del canto hay que partir siempre del principio de que el canto es una forma de expresión de la fe y de participación de la comunidad; por lo cual, la atención principal hay que prestarla al texto de los cantos. En cuanto a la música, aun aceptando la introducción de nuevos ritmos e instrumentos, se habrá de tener en cuenta si ellos, lejos de distraer, sirven bien para acompañar las ideas y sentimientos que proponen los ideas y sentimientos que proponen los textos. Se buscará, asimismo, que los cantores, y los músicos en general, sean personas espiritualmente vinculadas a la comunidad que celebra, e interesadas en promover la participación de los fieles en la liturgia por medio del canto.

6. Valoración del ambiente y de los elementos de la celebración
E1 ambiente en que se desarrolla la celebración, y todos los elementos que la integran, son otros tantos puntos a considerar dentro del proceso educativo indicado en el n° 2. Aunque el culto cristiano, como decía ya Santo Tomás de Aquino, es fundamentalmente profesión de fe de la Iglesia, no se excluye por esto la valoración religiosa de las «casas de la iglesia» (debidamente acondicionadas para la reunión y la plegaria, y buscando siempre el lugar proporcionado a las dimensiones de la asamblea), ni de los objetos propios de la celebración (que ciertamente no conviene confundir ni unificar con objetos de uso habitual, aunque se reconozca la legítima pluralidad de formas y de materiales), ni de los vestidos propios de los ministros (con la seriedad y funcionalidad que les corresponde, como forma de indicar visiblemente la función presidencial y ministerial en la asamblea). También en estas cuestiones, como se indicaba en el. n° 4, conviene actuar con la objetividad que nos viene dada por las normas comunes, a fin de no ceder a las tentaciones de la moda y, en definitiva, a la pura subjetividad. El respeto a la comunidad eclesial es un criterio de gran valor, que debe ser tenido siempre en cuenta.



[Vanguardia, Dic-05-1969, Pág 24]

Roma: LOS SECTORES CONSERVADORES
CONTRA LA «NUEVA MISA»


«L'OSSERVATORE ROMANO» AFIRMA, EN CAMBIO, QUE EL NUEVO RITO ES UNO DE LOS FRUTOS MAS CONFORTANTES DEL POSCONCILIO
ROMA, 4. (CRÓNICA DE NUESTRO CORRESPONSAL)

La entrada en vigor de las disposiciones sobre la nueva misa ha provocado en Italia algunas polémicas por parte de sectores conservadores que han distribuido octavillas y han anunciado su propósito de no asistir a este rito en su nueva forma. El hecho ha sido lamentado por parte del Diario Vaticano, aun cuando las objeciones a la nueva misa que hizo en primer lugar el cardenal Ottaviani, siendo poco después públicamente desautorizado, no tienen gran consistencia por no haberse comprendido plenamente cual es el sentido de estas innovaciones de ahora, que si son acogidas en algunas partes con recelo e incluso con hostilidad, están llamadas, en cambio, a demostrar la perenne juventud de la Iglesia, su sentido de las necesidades de cada momento, la oportunidad de algunos, cambios en lo accesorio que reclaman los nuevos tiempos. Desde hace un par de años el cronista sigue muy de cerca estos cambios en la misa y puede dar fe de que en las dos iglesias donde se venían ya celebrando la afluencia de fieles es cada vez mayor, hasta el punto de que los templos se llenan como nunca. Esta misa, que empezó llamándose «de los jóvenes », con el canto de salmos al son de guitarras y de órgano, tuvo en sus comienzos una participación solamente de pocos muchachos y muchachas y hoy, aun siendo la juventud la que da más vida al rito, es seguida por verdaderas multitudes, porque nada hay en ella de irreverente y si mucho de auténtica devoción, de oración en común; de participación en la evocación del misterio eucarístico de lá Sagrada Cena en torno a una mesa sencilla. Como el Diario Vaticano señalaba ayer, hasta no hace mucho no tan sólo se registraba una asistencia cada vez menor de los fieles al rito de la misa, sino que los que en ella hacían acto de presencia lo hacían en forma pasiva, sin comprender la lengua latina ni los cantos gregorianos, aunque admirando su belleza. Hoy todo ha cambiado, todo se dice en la lengua del país, y el pueblo constituye una auténtica comunidad que acompaña con sus palabras y sus cantos al presidente de esa comunidad. La misa dura más que antes y, sin embargo, nadie turba con su conversación el desarrollo del rito y nadie se duerme ni da señales de cansancio. «Es —dice "L'Osservatore"— uno de los frutos más reconfortantes del posconcilio». Es cierto que toda novedad que rompe una vieja costumbre es acogida con mucha reserva e incluso tiene sus fieros adversarios, pero las experiencias ya realizadas, con la debida autorización eclesiástica, demuestran que la participación crece y el fervor aumenta y que al lado de una misa al estilo antiguo, con pocos fieles y sobre todo poquísimos jóvenes, se observa como un despertar en estas misas en las que se han introducido cantos nuevos, lecturas, oraciones, invocaciones de los mismos fieles, con una participación verdaderamente masiva.



[Vanguardia Jun-28-1970, Pág. 22]


Roma: PEREGRINACIÓN DE LOS CATÓLICOS «TRADICIONALISTAS»
A última hora ha sido suspendida la marcha prevista desde la Basílica de Santa María la Mayor hasta la plaza de San Pedro

Entre el viernes y el sábado ha habido un pequeño cambio en el programa de la peregrinación a roma de los llamados tradicionalistas católicos franceses, alemanes, españoles, Ingleses, suizos, austriacos e italianos, los católicos de «antes del Concilio». De los que se sienten preocupados por todo lo que se ha reformado en la Iglesia á partir del Concilio, de los que estiman que la Iglesia se encuentra en un momento de gran confusión y desorientación debido a esas reformas y a la «contestación» católica y a la reforma de 1a liturgia.

Católicos de todas esas nacionalidades han decidido venir a Roma para hacer patente su descontento y su protesta, su «anti-contestación», su fidelidad a los viejos principios, al catecismo del padre Astete o de Pío X, a la misa en latín que pocos entendían, al canto gregoriano y al «misal romano» de San Pío V.

CAMBIO EN EL PROGRAMA

Ese pequeño cambio en el programa de esta peregrinación de los ultra-derechistas católicos de Europa, entre los que seguramente estarán también los «guerrilleros de Cristo Rey» españoles, consiste en la supresión de la «marcha sobre Roma» que habían anunciado en un principio, una marcha o procesión desde la Basílica de Santa María la Mayor hasta la Plaza de San Pedro que había sido anunciada para la tarde de mañana domingo. En verdad, estamos seguros de que nada grave habría ocurrido en Roma en esa tarde dominical, con el calor que impera en esta capital, si los tradicionalistas católicos europeos hubiesen decidido realizar esa marcha, en primer lugar porque la población de Roma es indiferente a este tipo de manifestaciones «contestatarias» o «anti-contestatarias», y en segundo lugar porque le faltaría el calor popular, no obstante la temperatura de estos días, ya que la atmósfera de Roma no es la más propicia a estos movimientos de los activistas católicos de cualquier tendencia extremista.

Roma, y no solamente la población romana, sino los ambientes católicos y podríamos decir que el mismo Papa, se muestran en estos casos igualmente indiferentes ante una manifestación de sacerdotes o laicos «progresistas» o de una protesta de los que se consideran más ortodoxos, los «conservadores» católicos, como ocurrió cuando se reunieron durante el último Sínodo de los obispos los representantes las dos tendencias, sin que el Papa quisiera recibirlos y sin que la población se pusiera al lado de ninguno de los dos grupos en sus actos públicos en la plaza de San Pedro.

Ahora, en dos días de fiesta, el de mañana domingo y el de San Pedro, la gente huye del calor de Roma y se va al mar cercano o a las colinas y montes de los alrededores y no participa de estas protestas y contraprotestas que no tienen sentido porque ha habido un Concilio profundamente renovador y existe un Papa que ha promulgado reformas inspiradas en ese Concilio que han sido aceptadas con aplauso por el pueblo de Dios. De ahí que esta peregrinación de los representantes de los diversos organismos tradicionalistas católicos de Alemania, Francia, Suiza, Austria, España, Portugal e Italia, en estos dos días de fiesta y de calor haya sido acogida en los ambientes romanos católicos con cierta frialdad, porque la orientación general es muy otra a la luz de las disposiciones del Concilio y del mismo Papa y no obstante que en el mundo católico exista, efectivamente, cierta preocupación por las innovaciones y por la atmósfera de contestación general de la Iglesia de estos últimos siglos.

Según el programa anunciado, los tradicionalistas católicos asistirán mañana a una misa en el Coliseo, el lugar donde, según la tradición, los cristianos eran despedazados por tigres y leones para diversión de los romanos, y se reunirán por la tarde en la Basílica de santa María la Mayor para jurar fidelidad al misal romano, ante la tumba de San Pió V, el pontífice que lo promulgó el 19 de julio de 1570. Después, no en manifestación como se había anunciado en un primer momento, sino en forma discreta, cada cual por su cuenta, se trasladarán, para no crear dificultades al tráfico, que en una tarde de domingo no existen, hasta la plaza de San Pedro, con el fin de cantar en la Basílica Vaticana el Credo ante la tumba e San Pedro y de orar luego ante la tumba de San Pío V y jurando su devoción al catecismo que este Papa promulgó.

Sus manifestaciones de adhesión a la Iglesia de antes del Concilio se repetirán el lunes, festividad de San Pedro, pero serán vanos sus intentos de ser recibidos por el Papa Paulo VI, que no recibió tampoco a los sacerdotes de la tendencia contraria, á los «progresistas» del mundo católico. Todo se reducirá, por lo tanto, a un acto de presencia, a una afirmación de grave preocupación por las reformas introducidas en la Iglesia en estos últimos tiempos. — Julio MORIONES.



[Vanguardia Ago-14-1970, Pág. 16]


NUEVA REDACCIÓN DEL PROEMIO O PRESENTACIÓN DEL NUEVO MISAL
El sacerdote no es sólo el presidente de la asamblea litúrgica,
sino el representante de la persona de Cristo

Roma, 13. A.P.— Al entrar en vigor, el 30 de noviembre de 1969, la nueva liturgia de la misa, se produjeron vivas polémicas, sobre todo con relación al «Proemio» o presentación general de la misma, en donde quedaban recogidas las normas de la celebración da la Eucaristía. Algunos acusaban aquel texto de dar una nueva definición de la misa, de cambiar la doctrina tradicional en cuestión. Los redactores de la edición típica del Misal Romano, presentada a Paulo VI el 11 de mayo de 1970, reconocieron que algunos puntos no quedaban suficientemente claros, por la dificultad de concentrar en cada punto una panorámica de todo el problema. «Notitiae», órgano oficial de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, publica, en su último número, la redacción definitiva de la edición típica vaticana del nuevo Misal Romano.

El debatido artículo siete

Los cambios más importantes se refieren al artículo siete, que había sido también el más discutido. Aunque los redactores del documento consideran que la naturaleza sacrificial de la misa quedaba suficientemente señalada tanto en el artículo siete como en otras partes de la presentación, la nueva redacción es más explícita en este sentido. Se señala también más claramente que el sacerdote no es sólo el presidente de la asamblea, sino el representante de la persona de Cristo. Con ambas aclaraciones se pretende alejar toda sospecha de reducir la misa a ceremonia simbólica en recuerdo de la Cena del Señor, y subrayar el carácter sacramental del sacerdote ministerial.

El nuevo texto

La nueva redacción dice así: «El pueblo de Dios es convocado y reunido en la misa o Cena del Señor, bajo la presidencia del sacerdote, que representa a la persona de Cristo, para celebrar el memorial del Señor o sacrificio eucarístico. Por eso, esta reunión local de la Iglesia santa realiza de manera eminente la promesa de Cristo: «Cuando dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estoy allí, en medio de ellos» (Mat. 18,20). En efecto, en la celebración de la misa, en que se perpetúa el sacrificio de la cruz, Cristo está realmente presente en la asamblea misma reunida en su nombre, en la persona del ministro, en su palabra y también, pero de manera sustancial y continua, bajo las especies eucarísticas».

El antiguo ritual, a extinguir

En relación con el antiguo ritual de la misa, que fue causa de conflictos entre algunos sacerdotes y el obispo auxiliar de Nancy, quedan aclarados dos puntos, en el citado estudio de «Notitiae»:

• Cuando se celebra misa ante los fieles, el sacerdote debe conformarse a las disposiciones de la Conferencia Episcopal y del ordinario del lugar.
• La facultad de utilizar el antiguo «Ordo Missae», acordada por el Papa, se puede aplicar sin necesidad de pedir permiso, pero sólo en las misas sin fieles y hasta el 28 de noviembre de 1971.

Fonte: Secretum Meum Mihi


O Apelo da Missa em Latim

Por Kenneth J. Wolfe

AO ENTRAR na igreja 40 anos atrás neste primeiro domingo do Advento, muitos católicos romanos talvez tenham se indagado onde estavam. O sacerdote não somente falava em inglês ao invés de latim, mas também estava voltado para os fiéis e não para o sacrário; os leigos assumiam os deveres anteriormente reservados aos sacerdotes; a música popular enchia o ar. As grandes mudanças do Vaticano II haviam chegado em casa.

Tudo isso foi uma ruptura radical da Missa Tradicional em Latim, codificada no 16° século do Concílio de Trento. Durante séculos a Missa servia como um sacrifício estruturado com diretrizes, chamadas “rubricas” que não eram opcionais. É assim que a coisa é feita, dizia o livro. Tão recentemente quanto 1947, o Papa Pio XII havia emitido uma encíclica sobre liturgia que zombava da modernização; Ele dizia que a idéia de mudanças à Missa Tradicional em Latim lhe “afligia dolorosamente”.

Paradoxalmente, entretanto, foi o próprio Pio [XII] o grande responsável pelas mudanças significativas de 1969. Foi ele que nomeou o arquiteto chefe da Missa nova, Aníbal Bugnini, para a comissão de liturgia do Vaticano, em 1948.

Bugnini nasceu em 1912 e foi ordenado sacerdote vicentino em 1936. Embora Bugnini mal tivesse uma década de trabalho em paróquia, Pio XII o constituiu secretário para a Comissão da Reforma Litúrgica. Nos anos 1950, Bugnini conduziu uma grande revisão das liturgias da Semana Santa. Consequentemente, na Sexta-Feira Santa de 1955, pela primeira vez as assembléias se uniram ao sacerdote na recitação do Pai Nosso, e o sacerdote se voltou para a assembléia durante alguma parte da liturgia.

O papa seguinte, João XXIII, nomeou Bugnini secretário para a Comissão Preparatória para a Liturgia do Vaticano II, cargo no qual ele trabalhou com clérigos católicos e, surpreendentemente, alguns ministros protestantes nas reformas litúrgicas. Em 1962 ele escreveu qual viria a ser a Constituição sobre a Sagrada Liturgia, o documento que deu a forma da Missa nova.

Muitas das reformas de Bugnini objetivaram agradar os não católicos, e foram feitas alterações imitando cultos protestantes, incluindo a colocação de altares virados para o povo, em vez de um sacrifício em direção ao oriente litúrgico. Como ele afirmou, “precisamos tirar de nossa… liturgia católica tudo que possa constituir a sombra de uma pedra de tropeço para os nossos irmãos separados, ou seja, para os protestantes.” (Paradoxalmente, os anglicanos que se unirão à Igreja Católica em razão da mão estendida do papa atual usarão a liturgia que sempre apresenta o sacerdote voltado na mesma direção da assembléia).

Como foi que Bugnini foi capaz de fazer mudanças tão avassaladoras? Em parte porque nenhum dos papas a quem ele serviu eram liturgistas. Bugnini modificou tantas coisas que o sucessor de João, Paulo VI, algumas vezes, não sabia das últimas diretrizes. Certa vez o papa questionou as vestes que sua equipe lhe havia designado, dizendo que elas eram da cor errada, somente para ouvir que ele havia eliminado a celebração de Pentecostes com duração de uma semana e que não podia vestir os respectivos trajes vermelhos para a Missa. O mestre de cerimônias do papa à época assistiu Paulo VI se debulhar em lágrimas.

Bugnini caiu da graça nos anos 70. Rumores se espalharam na imprensa italiana de que ele era maçom, que, caso seja verdade, teria merecido a excomunhão. O Vaticano nunca negou as queixas, e em 1976 Bugnini, que naquela época era um arcebispo, foi exilado para um cargo formal no Irã. Ele faleceu no esquecimento, em 1982.

Mas seu legado sobreviveu. O Papa João Paulo II continuou as liberalizações da Missa, permitindo que mulheres atuassem no lugar de acólitos e permitiu que homens e mulheres não ordenados distribuíssem a comunhão nas mãos de fiéis de pé. Mesmo organizações conservadores como o Opus Dei adotaram as reformas de liturgia liberal.

Porém, Bugnini poderá ter finalmente encontrado seu antagonista à altura em Bento XVI, ele mesmo um renomado liturgista que não é fã dos últimos 40 anos de alterações. Cantar em latim, vestir trajes antigos e distribuir a comunhão somente nas línguas (em vez das mãos) de católicos ajoelhados, lentamente Bento reverteu as inovações de seus predecessores. E a Missa em Latim está de volta, pelo menos, de maneira limitada, em locais como Arlington, Va., onde uma em cada cinco paróquias oferecem a liturgia antiga.

Bento compreende que seus jovens padres e seminaristas – a maioria nascida depois do Vaticano II – estão ajudando a conduzir uma contra-revolução. Eles apreciam a beleza da Missa solene e seu respectivo canto, incenso e cerimônia. Sacerdotes de batina e freiras de hábito podem ser vistas novamente; sociedades tradicionalistas como o Instituto Cristo Rei estão se expandindo.

No início desta década, Bento (então Cardeal Joseph Ratzinger) escreveu: “O fato do sacerdote se voltar para as pessoas fez com que a comunidade se transformasse num círculo fechado. Em sua forma externa, ela não mais se abre para o que está acima, mas está fechada em si mesma.” Ele estava certo: 40 anos de Missa nova trouxeram o caos e a banalidade no sinal mais visível e externo da igreja. Bento XVI quer um retorno à ordem e ao sentido. Assim, ao que parece, a próxima geração de católicos faz a mesma coisa.

Kenneth J. Wolfe escreve com freqüência para publicações católicas romanas tradicionalistas

Fonte: Fratres in unum

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